Reseña por Omar:
Me resulta inexplicable el maltrato infantil. Cómo y a quién se le ocurre apesadumbrar frágiles criaturas. A veces, mientras leo el periódico, me pregunto cuál será el detonante que provoca a algunos adultos a perder el control frente a alguien indefenso. Pienso, pienso y pienso, pero cavilar al respecto no resuelve el misterio. No existe justificación alguna… a menos que seas mesero y por mala pata en alguna de las mesas que te han asignado se siente una de esas parejas que plácidamente cenan mientras sus hijos juegan al póker con los sobres de azúcar y practican percusión con los cubiertos. Como mesero, creo que una de las cosas más irritantes del mundo es atender una mesa con niños. ¿Acaso los padres no se dan cuenta de que sus pequeños arruinan su velada y la de todos los presentes?
Atender una mesa con infantes es tormentoso: lloran, gritan, corren por el salón, escriben en la mesa, despedazan trozos de papel dejando una cantidad considerable de confeti artesanal en el área, rompen vasos, etc. A esto debemos sumarle la desfachatez de algunos padres. Sus niños podrían bailar sobre la barra y a ellos les parecería chistoso. Imaginen lo irritante que es para los meseros llegar a una mesa y esperar largos minutos en lo que los padres intentan que su hijo decida lo que quiere, sin contar con los humoristas que quieren que el niño pida, literalmente, su comida. No lo entiendo. En esos momentos hay que sonreír y esperar pacientemente hasta escuchar: “yo quiero pizza”, aunque el restaurante sea árabe. Para colmo los padres quieren que la comida de sus hijos salga primero. Esto produce estrés adicional al mesero y a la cocina. ¿Para qué? Para que el niño coma rápido y tenga a su disposición el resto de la noche para jeringar a todos los que estén a su alrededor.
Existen restaurantes familiares con menús para niños. Restaurantes con música pop, crayones, libros de pintar y mil aparatos colgando de las paredes. Lugares destinados a las familias que han decidido traer criaturas al mundo. Si no quieren frecuentar ese tipo de establecimiento deberían contratar una niñera o quedarse en casa permitiéndole al resto de la sociedad comer en paz.